(Muy suave)
Solo dejarme llevar, flotar,
atravieso el cielo, volar,
mi cabeza descansa en el cristal,
esas nubes me vuelven a besar.
Como el primer polvo, los ojos cerrados.
Estoy sintiendo hasta el último poro de mi piel.
Dedos sensuales, en mis hombros apoyados,
placentero temblor de cabeza hasta los pies.
El disco gira embriagándome,
sigue así, lo estás haciendo tan bien.
Y esa voz susurrándome,
fundirme en esas curvas y jamás volver.
¿Qué dicen ahí detrás? No puedo escuchar.
Otra calada y vuelvo a viajar,
creyendo posible la felicidad,
contigo, solo contigo, y con nadie más.
El delicado contacto de tus labios
y subo por una escalera hacia el olvido.
La guitarra desata su lengua,
pintando con sangre cada uno de sus quejidos.
Afligido, mi corazón, debacle del ritmo.
Latidos reducen sus zancadas.
Buscando la profundidad de tus ojos
para que me vuelvas a robar la mirada.
Cascada de licor arrasa mi pecho,
y entre los dientes, ese gusto a distorsión.
Estrellas de oro describen su baile
dejando tras de sí la estela de su calor.
Las cajas golpean con elegante furor,
deliciosas parábolas de melodía.
El eco de una sonrisa picarona
rebota en los alejados páramos de mi fantasía.
Sentimientos nocivos descienden,
van cediendo su presión.
Tus piernas cruzadas sobre mi cintura,
un fuego inofensivo prende mi satisfacción.
Yeah, con cuentagotas, lentamente,
vas destilando tu magia,
como el suspiro de una ola beoda de mar,
como un sol caído en su hemorragia.
No puedo dejar de tocarte, de amarte,
el pasaje al paisaje de mis recuerdos.
Lo demás no importa nada.
Yo solo sé que sin ti no vuelvo.
El piano desde el fondo del océano.
La dulce caricia de apagado saxofón.
Y de fondo, tu escultura,
cautivando en este juego de seducción.
Esparciendo la escarcha sobre las agujas.
¿A dónde vas? No te puedo ver.
Ella lo sabe bien.
Sin ella no sé qué hacer.
Ella lo sabe bien
Sin ella no sé qué hacer.
Ella lo sabe bien.
Sin ella no sé qué hacer.
C