sábado, 15 de diciembre de 2012

Como un perro


Me abro el pecho,
toco techo,
en apología del lehco
del propio despecho.
Por dentro,
autocondena. Autodestierro.
Ríos tintados.
Suspiros de hierro.
Ladrando,
como un perro.

Ladrando por dentro.
Ningún ojo en las llamas
del clavo al que me aferro.
Como un perro.
Ladrando como un puto perro.

Hacia el abismo


Por el barranco,
las piedras caen
en ruidos sordos y lejanos,
desgarrando la cercana piel
al rojo vivo del rojo pantano,
inyectando, propagando, envenenando
las gotas que arrastran su líquida estela de dolor
hacia el oscuro y temible abismo
donde se esconde el corazón.

Hacia el oscuro y temible abismo
donde se esconde el corazón.

Nostalgia


Ese árbol, las perchas colgando,
esa fachada desconchada,
comida por la humedad.
Mis sueños criándose en la almohada
y el tiempo, cerdo, que se escapa
sin frenos.
Aún con vosotros,
soles, rayos, luz, fogonazos de mi vida...
y ya os echo de menos.

domingo, 2 de diciembre de 2012

La sangre me fluye


El aire que respiro
en melancólico remolino
trae a veces las veces
en las que fuimos amigos.
Y parece que están todas muertas,
que nunca en el tiempo vivieron,
que nuestros ojos no fueron los ojos
por los que algún día los tuyos vieron.
En mis manos rebosa la ceniza
de la llama que veo todavía.
Demasiado recorrido un paso
para los pies de una cabeza vacía.

No es que te perdone.
No es que lo olvide.
Pero siento algo raro,
como que la sangre me fluye,
como que el cuerpo me lo pide.