miércoles, 15 de mayo de 2013
Cuarentena (Romance con rima consonante)
Barrera en mi corazón,
mi alma en cuarentena.
Llora en negro tormento
de fuego, rabia y pena.
Busco el silencio, la calma,
ausentes en la condena
que los secretos avivan,
que nada ni nadie frena.
Terca vuelta de la hoja.
Fin vacío en obsesión.
Constante y desbocada,
infinita la presión,
que en caudal sigiloso
arrolla devastador
gotas de luz solitarias
en solitaria ilusión.
Imágenes aparecen
de sangrienta oscuridad.
Cautivo de sucia mente,
ausencia de la piedad.
Me pregunto entre nubes,
dolor, culpabilidad,
dónde está esa furcia:
escurridiza verdad.
El reloj sigue clamando.
No salgo del agujero.
Azufre de la tristeza
que cae cual tosco aguacero
por un barranco de lágrimas
y en grito lastimero
llora de nuevo la muerte
del sueño perecedero.
Indomable esperanza
siempre lamiendo el suelo.
Tus alas ardiendo en llamas
nunca levantan el vuelo.
Mi mirada se enfría
en el páramo del cielo
buscando sin saber cómo
un ápice de consuelo.
He vetado mi presente,
recordando el olvido,
olvidando el recuerdo,
pues nada bueno ha traído.
Pues el eco del pasado
resurge de lo perdido
trayendo entre sus fauces
tenue pero alto rugido.
Salga ileso el sol,
asole solo tejado.
Salga iluso el son
de soledad a mi lado.
Alcen las losas saladas
de mi solo ser alado.
Alcen las rosas sagradas.
Sola soledad he amado.
Sigo muriendo en las noches,
sigo muriendo en los días.
Ameno veneno el seno
de agria melancolía.
Te busco, ¿dónde estás?
Maldita tú, alegría.
Niebla, tiniebla me puebla.
Tributo a la agonía.
Me importa un comino
que permanezca el camino
si vivimos gobernados
por cabrones y asesinos.
Me importa un comino,
soy un simple peregrino,
vespertino remolino
como único destino.
No me digas en qué pensar,
¿no tengo yo mi libertad?
Nupcias de cuerdas y sillas
si esa es mi voluntad.
Aléjate de mi vida,
está muerta la amistad.
Entre tú y yo no queda
más que antigua enfermedad.
Mi cabeza en la almohada,
mi pensamiento en el techo,
catástrofes inventadas
a orillas de mi lecho.
El amor que estoy guardando
lo devora el despecho.
Mi decisión, mi derecho,
y por ello estoy satisfecho.
Refugiado en mis sombras,
me echo de manto las olas.
Gota en medio del mar,
ruego por estar a solas.
Sonrisa en el asfalto,
pupilas en las farolas.
El demonio trae sus pétalos,
ceniza de amapolas.
Tedio en la norma que cumplo,
harta fatiga el pesar
de buscar un cometido
que no quiero encontrar.
Mentiras y pretensiones,
ficción hasta en respirar.
Critico mítica crítica,
qué tan fácil es hablar.
Las huellas prefabricadas
no encajan en mi zapato.
Ven, elixir de cerveza,
largo trago, largo rato.
Siento la bala que viene,
el disparo inmediato
mientras escribo mi lista
de perfectos candidatos.
Dada la deuda dejada,
dudo al doblar el dado.
Dado el dolor de entrada,
acuda el dedal volado.
Doy desdeñado soldado,
ajado escudo olvidado,
que en dorada bandada
cae con el dardo clavado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario