Que te jodan hijo de puta rastrero.
A ti y a toda esa pandilla de banqueros.
Resulta que tengo que irme al extranjero
porque tú me has robado mi puto dinero.
Hay padres rebuscando en la basura.
Están al borde del suicidio, joder, puta locura.
¿Y no hay tizas en las clases?
Los billetes siempre acaban en el bolsillo de algún cura.
Te estrangulaba con mis propias manos,
te apuñalaría y te vería sangrar como un jodido marrano.
No quedan platos en la mesa
y mi carrera no da ni para un puto trabajo de verano.
Dicen que tengo una casa y debo agradecer por ello.
Bueno, tráeme a ese cabrón, que le raje el cuello.
Borja dice que fumo demasiado, mi cubata se ha acabado,
la noche no ha empezado y estoy amargado.
¿No me lo ves en la mirada?
Mis ojos se van al suelo en busca de la nada.
Las gotas de veneno de tu parrafada
no pueden con la corriente de odio que genera mi cascada...
Y es que no, no, no me jodas.
La mierda no pasa, solo pasan las horas
de una agonía y una rabia que me devoran
por ver cómo cogen mi vida y me la roban.
Y es que no, no, no me jodas.
La mierda no pasa, solo pasan las horas.
Sigo escribiendo y cantando a solas,
haciendo peinetas en alto y gritando "¡que te jodan!".
A veces, con creces, algunos merecen morir.
Sí, lo he dicho, joder, no me mires así.
¿Acaso no lo estás pensando igual que yo?
Dejar volar pensamientos no es un puto error.
La mentira en tu cara, de prejuicio encendida.
¿Qué miras?, ¿qué miras?, ¿qué coño miras?
Tus huellas van por un precipicio y tú ni lo sabes.
Pero bueno, es tu problema donde eso acabe.
Paso de tu mierda, seda en mi vereda,
busco un poco de tranquilidad pero no sé donde eso queda.
Se enreda el humo profundo en mis pulmones.
Cant c me, Tupac se sale en sus canciones.
Y como él decía, miseria es todo lo que veo,
cojo un periódico y escupo mientras leo,
porque no me creo nada, nada, nada,
porque no me creo nada, nada, vaya cagada.
Me he cansado de escribir mariconadas,
creo en la poesía de corazón en calzada.
Viviendo al día con un ritmo de fondo,
cada vez más hondo, cada vez más hondo...
Y es que no, no, no me jodas.
La mierda no pasa, solo pasan las horas
de una agonía y una rabia que me devoran
por ver cómo cogen mi vida y me la roban.
Y es que no, no, no me jodas.
La mierda no pasa, solo pasan las horas.
Sigo escribiendo y cantando a solas,
haciendo peinetas en alto y gritando "¡que te jodan!".
Nunca entenderé esta puta mierda de mundo,
el olor nauseabundo en la grieta de un segundo.
Salir a la calle con miedo es algo usual
y la puta policía no nos deja en paz.
¿Cuántos controles ha habido este mes?
Luces azules, esos cabrones otra vez.
Se baja, me pide el carné de identidad
y yo ya sé, yo ya sé lo que va a pasar.
Apuntando sus mierdas con aire vacilón.
Me va a multar, me va a multar, puto cabrón.
Y nos vamos escuchando rap en la autovía,
mezclando alcohol y pitillos, suave melodía.
El tanque está en reserva, no queda gasolina.
Ni un céntimo en la cartera, maldita ruina.
El cabrón se tira en marcha, casi lo cogían.
Ese es el pan nuestro de cada día.
Vuelvo a casa y no tengo ni para comer,
joder, ¿ves?, ¿y ahora qué debo hacer?
Aterrizaje forzoso en colchón viejo
mientras mis sueños se van lejos, lejos, lejos...
Y es que no, no, no me jodas.
La mierda no pasa, solo pasan las horas
de una agonía y una rabia que me devoran
por ver cómo cogen mi vida y me la roban.
Y es que no, no, no me jodas.
La mierda no pasa, solo pasan las horas.
Sigo escribiendo y cantando a solas,
haciendo peinetas en alto y gritando "¡que te jodan!".
No hay comentarios:
Publicar un comentario