lunes, 26 de agosto de 2013

Ahí no hay nadie

No te puedes rendir con esta mierda,
problemas te salpican de cerca.
Cuesta el aire, no puedes respirar,
y sin saber cómo vuelves a luchar.
Sí, porno en tu televisor,
pajas para ahuyentar tu dolor.
Recuerdo de la chica que te encendió
y la imagen del notas con el que se marchó.
Adiós, ley de vida,
nadie te enseña a vivir con las heridas.
Océanos en pozos sin fondo,
perdiste una batalla pero la guerra no está perdida.
Estás solo tío, cada uno con su ombligo.
Ahorra tus lágrimas, no tendrás testigos.
En el cañón solo queda un último disparo,
el dedo en el gatillo al caer de los dados.

Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Que no, que no hay nadie...

Tus piernas abiertas en mi cama.
Dámelo todo, nena, muerde mi cara.
Tus labios sobre mi piel se derraman
hasta que el sol muerda en la mañana.
Sábanas mojadas sin ti contigo.
Vengo, te has ido, sueños podridos.
Poemas escritos en el humo del cigarrillo,
una mente recia y un corazón esquivo.
Maldigo, y mi madurez en el cielo,
al filo, mi reloj en cubitos de hielo.
Pero habrá algo más, escondido detrás,
un mechero enciende un porro en la oscuridad.
Si no me encuentras, búscame en el detalle,
puños cerrados, esperando a que algo falle.
No hagas caso, esa zorra no siente cuando llora.
Levanta tu culo, ¿qué vas a hacer ahora?

Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Que no, que no hay nadie...


martes, 20 de agosto de 2013

Caballos de fuego

Supuestamente debo seguir, pero no quiero.
Escupiendo sangre, a la mierda el mundo entero.
A través de mi ventana se teje la amargura,
en mis ojos es ella quien dicta las costuras.
Me faltan pelotas para ser quien quiero,
hay restos de mi corazón descansando en el acero.
Pensar demasiado, un vicio carroñero.
Las soluciones siempre traen con ellas algún pero.
Mi estado de ánimo cojea, siempre tan volátil,
no es fácil mantener erguido algo tan frágil.
La voluntad reñida con mi desilusión,
el humo del tabaco penetrando en mi habitación.
Demasiados puñales en mi espalda,
no necesito una novia que con dos copas levante su falda.
Y no tengo mucho más que decir, en fin,
a veces se me hace tan complicado vivir...

Días como melancólicos abismos.
Noches en vela incrustadas en el techo.
¿Cuándo fui feliz por última vez, cuándo?
Caballos de fuego recorren mi pecho.

Esa sensación de morir en vida,
como una calada apagada, tengo el alma podrida,
como sentir otro final en su principio,
producto directo del que no encuentra su sitio.
Perdido y amargado, tan solo en privado,
la lengua quietecita, con el tiempo la he domado.
¿Cómo estás? De verdad, espero que bien.
Ya puestos, finjamos y digamos que yo también.
El proceso rutinario en mi vocabulario,
noctámbulo, deambulo por el asfalto del vecindario,
solitario, expectativas de un octogenario,
legendario en potencia, modesto lo necesario.
Mi cabeza me matará algún día,
busco euforia en la gloria de tu lencería,
expulsar una lágrima de alegría
cuando mi tristeza choque con tus tetas, tía.

Días como melancólicos abismos.
Noches en vela incrustadas en el techo.
¿Cuándo fui feliz por última vez, cuándo?
Caballos de fuego recorren mi pecho.

jueves, 8 de agosto de 2013

Por mí mismo

Lejos de entender, no tienen por qué hacerlo.
La solución es mi problema, tengo que aprenderlo.
Otro día más, volveré a salir del paso.
Ese comentario me duele, finjo no hacer caso.
Pasan los años y me acerco a la soledad.
Madurar es no necesitar que alguien te deba escuchar.
Me aíslo en mi propio infierno personal,
adiós histeria y dependencia emocional.
Mierda de vida, no le encuentro el sentido.
Pienso en un gatillo que acelere el camino.
Tú corazón se esconde en la raíz de tus acciones.
Luego no llores si vas por ahí tocando los cojones.
Respeto, hijo de puta, ve más allá.
No me jodas, no te jodo y echar a volar.
No soporto la mala educación.
Ven con esas y mi único saludo para ti será un adiós.

Por mí mismo.
Tengo que hacerlo por mí mismo, tío.
Por mí mismo.
Tengo que hacerlo por mí mismo, tío.

A mis espaldas, cargo con el hastío a cuestas.
Las fichas volaron, ya no quedan apuestas.
Estoy atrapado, tropiezo y vuelvo a caer.
Mis ojos intentan enfocar pero no llegan a ver.
Aliño con mi cigarro el aliento de la calle.
En su garganta, a punto de que el mundo estalle.
Siempre alerta, soy un cabrón desconfiado.
Solo estoy vomitando lo que el mundo me ha dejado.
Me duele, me quema, el dolor es mi emblema,
del principio el tema, adiós a los problemas.
Escribo con mi sangre, el lápiz mis venas,
letras negras, mi alma yaciendo en la arena.
Desilusión ya no es opción en mi escenario,
andaré con las putas piernas rotas, si es necesario.
Sospecha de esos cuerdos hijos de perra.
Son los cabrones más locos de esta maldita tierra.

Por mí mismo.
Tengo que hacerlo por mí mismo, tío.
Por mí mismo.
Tengo que hacerlo por mí mismo, tío.