problemas te salpican de cerca.
Cuesta el aire, no puedes respirar,
y sin saber cómo vuelves a luchar.
Sí, porno en tu televisor,
pajas para ahuyentar tu dolor.
Recuerdo de la chica que te encendió
y la imagen del notas con el que se marchó.
Adiós, ley de vida,
nadie te enseña a vivir con las heridas.
Océanos en pozos sin fondo,
perdiste una batalla pero la guerra no está perdida.
Estás solo tío, cada uno con su ombligo.
Ahorra tus lágrimas, no tendrás testigos.
En el cañón solo queda un último disparo,
el dedo en el gatillo al caer de los dados.
Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Que no, que no hay nadie...
Tus piernas abiertas en mi cama.
Dámelo todo, nena, muerde mi cara.
Tus labios sobre mi piel se derraman
hasta que el sol muerda en la mañana.
Sábanas mojadas sin ti contigo.
Vengo, te has ido, sueños podridos.
Poemas escritos en el humo del cigarrillo,
una mente recia y un corazón esquivo.
Maldigo, y mi madurez en el cielo,
al filo, mi reloj en cubitos de hielo.
Pero habrá algo más, escondido detrás,
un mechero enciende un porro en la oscuridad.
Si no me encuentras, búscame en el detalle,
puños cerrados, esperando a que algo falle.
No hagas caso, esa zorra no siente cuando llora.
Levanta tu culo, ¿qué vas a hacer ahora?
Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Ahí no hay nadie...
Que no, que no hay nadie...
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