jueves, 8 de agosto de 2013

Por mí mismo

Lejos de entender, no tienen por qué hacerlo.
La solución es mi problema, tengo que aprenderlo.
Otro día más, volveré a salir del paso.
Ese comentario me duele, finjo no hacer caso.
Pasan los años y me acerco a la soledad.
Madurar es no necesitar que alguien te deba escuchar.
Me aíslo en mi propio infierno personal,
adiós histeria y dependencia emocional.
Mierda de vida, no le encuentro el sentido.
Pienso en un gatillo que acelere el camino.
Tú corazón se esconde en la raíz de tus acciones.
Luego no llores si vas por ahí tocando los cojones.
Respeto, hijo de puta, ve más allá.
No me jodas, no te jodo y echar a volar.
No soporto la mala educación.
Ven con esas y mi único saludo para ti será un adiós.

Por mí mismo.
Tengo que hacerlo por mí mismo, tío.
Por mí mismo.
Tengo que hacerlo por mí mismo, tío.

A mis espaldas, cargo con el hastío a cuestas.
Las fichas volaron, ya no quedan apuestas.
Estoy atrapado, tropiezo y vuelvo a caer.
Mis ojos intentan enfocar pero no llegan a ver.
Aliño con mi cigarro el aliento de la calle.
En su garganta, a punto de que el mundo estalle.
Siempre alerta, soy un cabrón desconfiado.
Solo estoy vomitando lo que el mundo me ha dejado.
Me duele, me quema, el dolor es mi emblema,
del principio el tema, adiós a los problemas.
Escribo con mi sangre, el lápiz mis venas,
letras negras, mi alma yaciendo en la arena.
Desilusión ya no es opción en mi escenario,
andaré con las putas piernas rotas, si es necesario.
Sospecha de esos cuerdos hijos de perra.
Son los cabrones más locos de esta maldita tierra.

Por mí mismo.
Tengo que hacerlo por mí mismo, tío.
Por mí mismo.
Tengo que hacerlo por mí mismo, tío.

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