Tengo que confesarlo.
Te veo hasta en los sueños.
No paro de pensar en ti
y lo único que quiero hacer
es verme en tu mirada,
en ese rostro tan risueño.
Mano levantada, haces parada
en cada estación, en cada vagón
de mi imaginación,
apretando con violencia tus labios
contra los míos.
No me digas que no.
Sin ti, el mundo no es mundo.
Sin ti, el aire es un océano
y en cada respiro me hundo.
Sin ti, más y más profundo.
Sin ti, hay un rojo sangre
en cada segundo.
Duele pensar en besos indomables
que ni siquiera he probado,
que echo de menos
cuando todavía no me han abandonado.
Un día te pillo por banda
sin miedos, sin por qués, sin peros,
te clavo la mirada y, sin más,
te suelto que te quiero.
Sin ti, el mundo no es mundo.
Sin ti, el aire es un océano
y en cada respiro me hundo.
Sin ti, más y más profundo.
Sin ti, hay un rojo sangre
en cada segundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario