amarga como un último adiós,
como la sucia sangre que corre por mis venas,
como la incertidumbre de no saber
qué hay escondido en el mañana.
Es una enfermedad crónica que me persigue
como la lluvia a la tierra, como mis labios a los tuyos.
Estoy lleno de amor aunque vacío del que no me debes.
Y me jode, me jode que, queriendo querer,
no pueda hacerlo.
Me jode tener que conformarme con verte y tocarte
tan solo en mi cabeza, porque sé que puedo ofrecerte
mucho más que eso.
Tengo en cuenta que es lo que me queda.
Y que si algo
quiero es que tú seas mi final.
Y que mi muerte se de ahogándome en las más hondas profundidades
de tu irrepetible y única sonrisa, la más bella entre las bellas,
porque al menos me iré de aquí robando mi último respiro.
C
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